PRESS-SPANISH

2008
Retrato y autoconocimiento
Laura Moreta

El trabajo de Ahmed requiere tranquilidad para ser observado. Un trabajo tan meticuloso no podría exigir menos. Cuando tuve la oportunidad de ver por primera vez el trabajo de Ahmed, la primera palabra que vino a mi mente después de ver “Family Project” y sus pinturas fue: inquietante.
Puedes mirar sus fotografías y perderte en los detalles y puedes estudiar sus retratos centrándote en las miradas. Inquietante resulta la lógica con la que los retratados de “Family Project” miran casi siempre al frente, lejos de la idea de la típica pose, y dirigen sus ojos al espectador como si dijeran: “Por fin nos miramos, por fin podemos vernos”. El contacto visual es el primer paso para conocerse, para establecer el diálogo, y la importancia de la mirada es fundamental en estos trabajos; tanto la mirada de las personas retratadas como la mirada del espectador. De alguna manera es como si el fotógrafo nos pusiera en contacto con estas personas, como si quisiera establecer diálogos. En sus fotografías algunos modelos sonríen, otros miran tímidamente a la cámara, otros lo hacen con solemnidad, los niños lo toman como un juego… pero en muchas de estas miradas protagonistas se aprecia la sensación de orgullo al ser retratados con los miembros de su familia, y lo gratificante que resulta participar en un proyecto que, de alguna manera, enlaza la vida de diferentes familias, familias que probablemente no se conozcan entre sí.
En las personas que Ahmed retrata se aprecia una sensación de comodidad parecida a la que surge cuando logramos conocer mejor algo de nosotros mismos, parecida también a la sensación –a veces inquietante-, que puede resultar del hecho de observar el propio reflejo. Hay valentía por parte de los modelos, ya que de alguna manera, al posar se desafía lo intimidante que puede resultar estar ante el fotógrafo tras la cámara o estar ante el pintor tras el lienzo, dos facetas diferentes en las que este artista ha aprendido a moverse de forma muy profesional y con una humanidad intensa. Muestra una gran capacidad para ganarse a la gente, tiene la hermosa habilidad de conseguir que las personas que posan en sus retratos realmente quieran conocerse, reconocerse, saber un poco más acerca de sí mismos. Consigue que los modelos se sientan cómodos, y que la gente pueda mirar directamente a la cámara, como en un pacífico enfrentamiento, con el semblante serio y solemne, o con la tímida sonrisa.
Vínculos familiares y lugares con memoria
Hay en estas imágenes de Family Project una reflexión muy interesante acerca de los vínculos familiares, de las relaciones que se construyen en la intimidad del hogar, de las formas de vida de la clase media en la sociedad egipcia contemporánea. Una reflexión que se hace patente a través de las miradas de los personajes retratados, a través de los múltiples objetos que decoran cada uno de estos espacios domésticos abiertos momentáneamente al público. Es muy curioso todo lo que los objetos, las fotografías, los pequeños recuerdos, los ornamentos decorativos, pueden contar acerca de sus dueños. Pueden contar historias, pueden retratar sus recuerdos, pueden presentarnos a sus seres queridos, pueden indicarnos incluso datos interesantes acerca de sus dueños desde un punto de vista sociológico: nivel adquisitivo, estilo de vida… Los lugares describen también emociones, cuentan historias de las personas que lo habitan, que lo habitaron. Los lugares encierran también memoria, y la muestran a través de las grietas en las paredes, del polvo que cubre objetos y muebles… la vida cotidiana se explica a través de los objetos, describiendo las fotografías de Ahmed los fragmentos de un diario íntimo. De alguna manera, cuando trabaja sobre lugares privados, reflexiona al mismo tiempo, o nos hace llegar a pensar, en lugares comunes, en lugares que pueden ser, que nos gustaría que fueran, para cualquiera.
Por otro lado, Ahmed muestra en sus fotografías y en sus pinturas imágenes de gran belleza. A veces los lugares que fotografía no parecen hechos para ser habitados, es casi como si se hubieran llenado solos, como si se hubieran provisto de muchísimos pequeños objetos que le dan una forma concreta, que definen, podría decirse, su propia esencia. Esencia que a veces parece estar al margen del estilo de vida de los habitantes que realmente le han dado forma, esencia que al final resulta parecer casi artificial, lugares que parecen creados sólo para ser mirados, o en este caso, para ser observados con detenimiento.
Todos estos lugares puede contar cosas acerca de sus habitantes también a través del orden que define sus límites, pero al mismo tiempo que imaginamos estas habitaciones vacías, o a estos personajes retratados de forma espontánea en otros lugares, sospechamos que hay algo más allá, algo que no se puede apreciar a simple vista, algo que puede intuirse; y esto es precisamente lo que provoca esa sensación de inquietud a la que me refería más arriba. Sus fotografías logran transmitir la incertidumbre que nos provoca la existencia de dos mundo paralelos, el mundo de la realidad y el mundo de las apariencias.
Pintura, fotografía y vistazos a la ciudad
Intento relacionar diferentes trabajos realizados a partir de distintas técnicas. Tanto en la pintura como en la fotografía, en la obra de Ahmed encontramos el lujo del detalle, pero los espacios pictóricos creados por él parecen carecer de la realidad tangible que ocupa gran parte de los objetos en sus fotografías, objetos que parecen esconder una realidad, que parecen disimularla. Realmente he encontrado en este trabajo una grata sorpresa, un trabajo tranquilo, un estudio detallado, una minuciosidad apasionante, ya que encierra un mundo tan grande que apenas las miradas pueden contenerlo. En su forma de trabajar encuentro un resultado impecable, un dominio de las técnicas que Ahmed maneja a la perfección para retratar, por un lado, el mundo que le rodea – es un gran observador-, y por otro lado, una introspección en la que el artista crea un diálogo consigo mismo; el autorretrato se trabaja como un medio para el autoconocimiento, y la mirada del retratado puede dirigirse tanto a la mirada del que ha ejecutado el cuadro, como a la mirada del espectador.
Su trabajo resulta pausado, parece que ha llevado su tiempo ordenar todo: los materiales, los espacios, los lienzos o las cámaras fotográficas… hay en su obra un trabajo meticuloso y muy reflexivo, pero su obra tiene también un contenido irónico y crítico, como por ejemplo su serie “Windows display”, cuando retrata diferentes rincones y escaparates de la ciudad donde vive, como revelando una necesidad de pensar sobre todo lo que le rodea, sobre todo lo que ha estado observando con esa forma meticulosa y reflexiva tan característica de su trabajo.
Acerca del último proyecto mencionado, “Windows display”, podría decirse que su trabajo tiene un gran valor como reflexión acerca de las sociedades contemporáneas y de las formas de vida en un mundo globalizado, del cambio que éstas han sufrido en el mundo desarrollado en el último siglo; también acerca de la memoria de un país como Egipto y su relación con el resto del mundo, relación que puede poner en peligro, muchas veces, la propia memoria de los lugares, ya que cuanto más logramos parecernos en nuestros hábitos a otros ciudadanos, podemos quizás ir perdiendo algo de nuestra propia memoria.
Hay una gran preocupación por indagar en la memoria individual y colectiva que puede apreciarse al observar detenidamente las pinturas de Ahmed, encuentras esa inquietud; la necesidad humana de acaparar la memoria, la memoria propia, la memoria familiar, la memoria de los antepasados, la memoria del lugar donde habitas. Asimilar la memoria y conseguir hacerla propia facilita comprender mejor el presente, y esto ayuda a tener más herramientas con las que poder enfrentarnos al futuro.
Me interesa la relación global que puede hacerse acerca del trabajo de Ahmed. Como puede relacionarse el interés por el autorretrato-autoconocimiento, con la necesidad de comprender el complejo mundo que le – nos rodea. Hay una investigación exhaustiva del interior de las personas y también acerca de su relación con los lugares a través de lo que tanto un retrato como la fotografía detallada de objetos, personas, escenarios… pueden transmitir.